Efectivamente el ópalo es un mineraloide, es decir no es un verdadero mineral, de la familia de los óxidos que se acerca al cuarzo sin serlo, y destaca por su brillo y astillabilidad. Está formado por diminutas partículas de cristobalita y tridimita, dos minerales de la clase de los silicatos, y éstas se encuentran como estructuras en un enrejado tridimensional, debido a este enrejado, es la única gema conocida que puede reflectar la luz y transformarla en los colores del arco iris. Su efecto reflector no se debe pues a impurezas, sino a la penetración de la luz a través de unos espacios que se llaman vacíos o voids entre las esferas.
Los colores dependen del tamaño de las esferas presentes en su estructura, así las esferas mayores, producen el color rojo, y las más pequeñas generan verde y violeta. Para apreciar el color, lo mejor es observar la piedra sujetándola con una ventana a tus espaldas para que la luz entre directa en la piedra.
En la antigüedad se le atribuían cualidades protectoras de la visión, fue objeto de admiración de griegos, romanos, árabes y pueblos de Asia. Se le llamó Oculus Mundi, es decir, «el Ojo del Mundo», porque se le atribuían propiedades curativas de la ceguera y aumento de vista. Plinio el Viejo la describe como la piedra más bella después de la esmeralda. Marco Antonio quedó prendado de un ópalo que el Senador Nomius poseía en el siglo 35 a.C. y quiso comprarlo para Cleopatra. Nomius, lo tenía como talismán, así que huyó con él renunciando a sus propiedades, e incluso a su cargo. Los ópalos eran considerados piedras preciosas por las realezas europeas y se entregaban como dádivas o premios ya en el año 1.800. Napoleón, por ejemplo, adoraba esta piedra, le regaló un ópalo rojo intenso a su mujer Josefina, de 140 gramos de peso. Esta piedra fue llamada «Incendio de Troya» por sus intensos reflejos rojo brillantes…y desapareció misteriosamente. Fue en el siglo XIX cuando la reputación del ópalo cambió, y se extiende la creencia que el ópalo es portador de la mala suerte, esta leyenda ha trascendido hasta hoy y su origen es la novela Anne de Geierstein de Waltter Scott en la que la protagonista guarda su fuerza vital graicas aun ópalo que lleva siempre consigo, y cuando la piedra se extingue en su luz, Anne muere.
Antiguamente los ópalos se extraían de yacimientos en Eslovaquia que hoy están agotados. Actualmente el mercado está concentrado en Australia, en el desierto meridional. En México se produce una variedad preciosa, denominada «Ópalo de fuego», que presenta hierro en su composición, entre otros colores.
La calidad del ópalo está vinculada a la pureza de los cristales, es decir, su capacidad de irradiación. Existen dos tipos: el ópalo común y el ópalo noble. El primero no presenta juego de colores, el segundo sí. Observandose como placas pequeñas imprecisas, de colores intensos, que se desplazan cuando se mueve la gema. Los ópalos se pueden encontrar de colores: negro, gris, blanco, marrón, púrpura, amarillo, naranja, verde, azul-verdoso o incoloro. En cuanto a la transparencia de la gema, llegan a ser casi transparentes, hasta opacos. Es de baja dureza en la Escala de Mohs (entre 5 y 6,5), presentando también gran fragilidad
En joyería se utilizan los ópalos nobles, cuyas principales variedades son el ópalo blanco, el ópalo negro y el ópalo de fuego. Según el tipo de dibujo que se produce en el destello, se denominan: ópalo arlequín, con destellos en forma de rombos; ópalo mariposa; el ópalo floral; el ópalo estrellado, entre las más conocidas. Otra característica muy apreciada en joyería de esta piedra es su brillo, que se denomina «fuego«. Precisamente por eso, esta piedra se suele tallar en cabujón para potenciar al máximo la opalescencia e iridiscencia.
Otro tipo de ópalo muy apreciado en joyería es el Ópalo Boulder, se forma entre las grietas de las rocas, por lo que su estructura contiene parte de la roca madre dónde se ha formado, siendo imposible separarlo de ésta. Estas gemas contienen inclusiones o vetas de hierro. Los ópalos Boulder de buena calidad con juego de colores, junto con el ópalo negro son las más apreciadas en joyería.
Y por último, es bueno saber, que existen imitaciones en resina, plástico o cristal. Y también existen ya los ópalos sintéticos, como el ópalo Gilson, fabricados en un laboratorio.
Algunos de los ópalos más famosos de la historia
– El ópalo Olympic Australis, el ópalo más grande jamás encontrado hasta el momento.
– El ópalo Andamooka, conocido como el Queen’s Opal, porque fue un regalo para la Reina Elizabeth II. Descubierto en las minas de Andamooka en el Sur de Australia en 1949, tiene un peso de 203 quilates.
– El ópalo Roebling, una gema de 2565 quilates de peso que pertenece hoy al Smithsonian National Museum of Natural History, en Washintong.
– The Flame Queen Opal, es el mejor ejemplo de ojo de ópalo, con un tamaño de 263,18 quilates.
– El ópalo Galaxy, un descubrimiento realizado en Brasil que forma parte hoy de una colección privada y es el ópalo más grande pulido, con 3.749 quilates.
Y para finalizar, os deleitamos con algunas de nuestras joyas favoritas realizadas con ópalo, piezas maravillosas, especialmente para los nacidos en el mes de Octubre, ¡el ópalo es vuestra piedra!…